Históricamente, la resiliencia se veía como una respuesta rápida, casi improvisada, ante la crisis. Sin embargo, este enfoque ha evolucionado hacia una capacidad estratégica permanente que prepara a las organizaciones para enfrentar cualquier desafío que pueda surgir.
En este artículo desarrollaremos una visión que une a este cambio de paradigma a la relación natural y directa —para nosotros— con las prácticas de gestión de riesgos, y por qué es una ventaja que los directores de riesgos y líderes de estas áreas adopten este enfoque renovado.
El cambio de paradigma de la resiliencia organizacional
En sus primeros días, la resiliencia organizacional se centraba en la capacidad de respuesta rápida ante eventos adversos, era vista más como una capacidad de reacción que una actividad proactiva.
Los planes de contingencia y las respuestas improvisadas eran suficientes para sortear emergencias inmediatas, pero dejaban a las organizaciones vulnerables a largo plazo. Hoy en día, la resiliencia ha pasado de ser un conjunto de acciones reactivas a una capacidad estratégica integrada que permea toda la organización.
Este enfoque renovado enfatiza la necesidad de superar tres desafíos clave: la incertidumbre, las interrupciones operativas y el cambio constante. La resiliencia organizacional ya no es solo una herramienta para "apagar incendios", sino un componente central de la estrategia a largo plazo de una organización.
Se trata de anticiparse a los problemas, prepararse para ellos y adaptarse continuamente para mantener la operación y el éxito a largo plazo, incluso en entornos cambiantes.
Relación entre resiliencia y 3 ámbitos en gestión de riesgos
La resiliencia organizacional está intrínsecamente ligada a la gestión de riesgos ya que ambos evolucionan juntos del corto al largo plazo, de lo reactivo a lo proactivo y de lo operacional a lo estratégico.
A continuación, examinamos cómo cada uno de estos retos está ligado a un ámbito de la gestión de riesgos que dé como resultado la tan buscada —y necesaria— resiliencia.
1. Incertidumbre y gestión de riesgos
La incertidumbre es una constante en el entorno empresarial actual, donde las amenazas y oportunidades pueden surgir de manera inesperada. Aquí es donde entra en juego la gestión de riesgos organizacionales. Una organización resiliente no solo identifica y evalúa los riesgos, sino que también desarrolla la capacidad de adaptarse rápidamente cuando estos se materializan.
La integración de la resiliencia organizacional con la gestión de riesgos permite a las organizaciones prever escenarios adversos y preparar respuestas adecuadas, reduciendo así el impacto potencial.
Además, las organizaciones que priorizan la resiliencia tienden a desarrollar una cultura de riesgo más madura, en la que se fomenta la anticipación y la preparación constante, en lugar de la simple reacción ante eventos inesperados.
2. Interrupciones operativas y gestión de riesgos en la cadena de suministro
Las interrupciones operativas, desde fallos en la cadena de suministro hasta desastres naturales, son una amenaza constante para la estabilidad de cualquier organización. Aquí, el enfoque de riesgos para asegurar la continuidad operativa juega un papel crucial. Una organización resiliente no solo se prepara para continuar sus operaciones ante una interrupción, sino que también implementa medidas para mitigar los impactos antes de que ocurran.
Por ejemplo, mantener una cadena de suministro saludable requiere no solo la preparación para posibles interrupciones, sino también la diversificación de proveedores, la implementación de redundancias y la capacidad de adaptación ante cambios repentinos.
La resiliencia en la cadena de suministro garantiza que una organización pueda mantener sus operaciones incluso cuando una parte de su red falla, asegurando así la entrega continua de productos y servicios.
3. Cambio constante y riesgos de incumplimiento
El cambio constante, ya sea en el mercado, en la tecnología o en las regulaciones, es otro desafío crítico. Aquí, el Cumplimiento Normativo se convierte en una prioridad. Las organizaciones resilientes no solo se aseguran de cumplir con las normativas actuales, sino que también se preparan para adaptarse rápidamente a nuevas regulaciones y requisitos legales.
Diferenciar entre lo que es obligatorio y lo que no lo es, permite a las organizaciones priorizar y dirigir sus recursos de manera efectiva. Un enfoque proactivo hacia el cumplimiento normativo, respaldado por una cultura resiliente, permite a las organizaciones no solo evitar sanciones, sino también identificar oportunidades de mejora y eficiencia en sus procesos.
La resiliencia: resultado de una buena gestión de riesgos
La capacidad de anticipar, adaptarse y responder eficazmente a la incertidumbre, las interrupciones operativas y el cambio, permite a las organizaciones no solo sobrevivir, sino prosperar en un entorno cada vez más desafiante.
Al integrar la resiliencia como una capacidad estratégica, los directores de riesgos y los líderes de GRC pueden asegurar que sus organizaciones estén mejor equipadas para enfrentar el futuro.
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