Otis: consecuencias del mayor riesgo materializado

En los últimos años, el cambio climático ha sido una de las amenazas globales más mencionadas. Según diversos estudios, se ha demostrado que, tanto para expertos como para la población civil, así como para instituciones de gobierno y empresas de la iniciativa privada por igual, los riesgos asociados al cambio climático son de los más preocupantes.

Esta percepción de que el cambio climático es una de las principales amenazas lleva más de cinco años copando la lista, aún por encima del riesgo tecnológico relacionado con la ciberseguridad, que ha estado muy cerca (y la pandemia en 2020). El reciente huracán Otis es un testimonio viviente de esta amenaza. Aprovechamos el espacio y enviamos un saludo fraterno a la gente que está luchando y luchará durante muchos meses más con las consecuencias de tan terrible evento…

Los huracanes están dentro de los eventos que más fielmente reflejan las consecuencias del cambio climático. Si bien estos no aumentan en número debido al cambio climático, sí se reporta una evolución más rápida en su intensidad, es decir, ahora los huracanes aumentan de categoría más rápido, por lo que son un termómetro de las consecuencias medioambientales de nuestra actividad humana a gran escala. Estas aceleraciones acaban de tener una de sus manifestaciones más contundentes en Acapulco, Guerrero, México.

En este artículo exploraremos el impacto del huracán Otis y pondremos de ejemplo una hipotética cadena de alimentos y bebidas para indagar en los riesgos, controles y planes de acción que podrían llevarse a cabo en las organizaciones para enfrentar un riesgo materializado de esta naturaleza.

Sirva de ejemplo el caso del huracán Otis para saber cómo mitigar sus riesgos asociados, porque la tendencia marca que, desafortunadamente, es muy probable que siga pasando. A todos los profesionales de riesgo nos queda claro que este, por definición, nunca se elimina, así que, tratémoslo con el enfoque de riegos que se merece.

Impacto del huracán Otis en las cadenas de suministro desde Acapulco

Imaginemos una compañía de alimentos y bebidas cuyos productos estrella son el jugo de mango y las tortillas. En una decisión estratégica por mantener bajos los costos de transporte de materias primas, decidieron enfocar su aprovisionamiento en la zona de Acapulco y Coyuca de Benítez, cerca de sus plantas de producción. Antes del paso del Huracán Otis, la zona de Acapulco y Coyuca de Benítez -ambas entre las zonas más afectadas- tenían 64 468 hectáreas sembradas y sólo 27 980 (el 43%) de ellas cosechadas, esto hasta finales del mes anterior al desastre). Es claro que no se podrá cumplir con la cantidad de materias primas prometidas.

En palabras de los expertos, las plantas de mango tardarán hasta cinco años en recuperarse, siendo Coyuca de Benítez uno de los principales productores de esa fruta en el país, por lo que, además, los tratos hechos con todas las entidades de esta demarcación resultan ser críticos al no haber otro estado donde, por cantidad, pueda voltearse para suplir el insumo faltante. El producto estrella se queda sin el mayor proveedor de su componente esencial.

No así en el caso del maíz, en cuyo caso los negocios hechos con los proveedores en las zonas mencionadas pueden ser sustituidos por alternativas en otros estados. Sin embargo, las negociaciones seguramente serán impactadas por las consabidas afectaciones a las diversas cadenas, por lo que no se obtendrán contratos en términos tan benéficos como se hubieran podido obtener en tiempos ordinarios, como acción preventiva planificada y no como una acción correctiva de emergencia.

Además, operativamente las implicaciones habrían sido devastadoras:

1. Impacto en la producción: la cadena de suministro presenta retrasos debido a la interrupción en la cosecha, lo que conlleva a una disminución en la producción y a una mayor demanda no satisfecha.
   
   
2. Multas por incumplimiento de contrato: la empresa incumple contratos con clientes a los que se comprometió a entregar las mercancías que transformaría a partir de las materias primas ahora escasas, transfiriéndoles el impacto por la reducción en las ventas, afectando su relación comercial. Esto resulta en multas considerables y un daño significativo a su reputación en el mercado.

En situaciones como esta, contar con un plan de acción bien estructurado es vital. Esto incluye la identificación de las necesidades en términos de riesgos (desde los operativos, hasta aquellos de incumplimiento de contratos con socios, pasando por la evaluación de proveedores en la cadena de suministro), así como la implementación de controles adecuados y finalmente la automatización del proceso de continuidad de negocio para garantizar una operación eficiente y segura.

Qué se hubiera podido hacer para mitigar el riesgo materializado

Un consultor experto en riesgos, que esté informado, sabría de la elevada probabilidad de ocurrencia este riesgo, por lo tanto, hubiera puesto sobre la mesa la necesidad de buscar otras zonas geográficas para poder hacer alianzas estratégicas y negocios con un actor ajeno a las afectaciones del área desde donde opera nuestro proveedor principal, debido al alto impacto al negocio que representaría.

Un control pudo haber sido precisamente el de diversificar las relaciones comerciales, asumiendo un apetito de riesgo menor, con un costo mayor en logística por asegurar la continuidad de las operaciones en casos de catástrofes, sí, pero también de fenómenos menos intensos, pero más probables, como el contrabando en las carreteras de un estado conflictivo como lo es Guerrero.

Por último, en lo que respecta a la automatización, debería conectarse un software de gestión integral de riesgos como ORCA a alguna fuente de predicción climática en tiempo real para conocer probabilidad de desastres naturales, y desde luego centralizar la gestión de la relación con proveedores en esa misma plataforma, con evaluaciones y controles asociados al reporte del estado de las cosechas y la programación de entregas de lotes.

El huracán Otis y sus implicaciones en las cadenas de suministro son un recordatorio de la alta dependencia que todos los negocios tenemos de la naturaleza, que variará según la industria pero que, al final, es la fuente de todas las materias primas. También nos habla de la urgente necesidad de preparación ante eventos climáticos extremos y otros riesgos asociados.

La solución está en la gestión integral y proactiva de riesgos, la implementación de controles y la ejecución de planes de acción de remediación. Ante la diversidad de riesgos, conviene también buscar la colaboración con socios confiables como ORCA, que ofrecen soluciones efectivas en la gestión de riesgos de procesos estratégicos, para que las organizaciones puedan anticipar y gestionar situaciones de riesgo de manera efectiva, garantizando la continuidad del negocio ante diversas circunstancias, protegiendo sus operaciones y reputación.

Te invitamos a descargar nuestro ebook cadenas de suministro para descubrir otros riesgos asociados a la cadena de suministro y comenzar 2024 siendo una organización más resiliente.