La gestión de riesgos es una disciplina en constante evolución. Desde los enfoques tradicionales de Enterprise Risk Management (ERM) o sencillamente gestión de riesgos organizacionales en español, hasta los más modernos de Project Risk Management (PRM) o gestión de riesgos de proyectos, la forma en que las organizaciones abordan los riesgos ha cambiado drásticamente.
En este artículo, exploraremos cómo ha evolucionado la gestión de riesgos, analizando los métodos antes del estándar creado por la OCEG; luego, el rol crucial del estándar PMI (Project Management Institute, o Instituto de Gestión de Proyectos) Risk in Portfolios, Programs and Projects, (gestión de riesgos en portafolios, programas y proyectos), y cómo los enfoques modernos de PRM (Project Risk Management; gestión de riesgos de proyectos) han transformado esta práctica.
El enfoque ERM fue durante mucho tiempo la piedra angular de la gestión de riesgos organizacionales. Este enfoque se centraba en identificar, evaluar y mitigar los riesgos a nivel empresarial, buscando proteger el valor y asegurar la estabilidad organizacional. Conozcámoslo un poco más a fondo.
Para abordar las limitaciones del ERM y preparar el camino hacia enfoques más dinámicos, surgió el estándar PMI para la gestión de riesgos en portafolios, programas y proyectos.
Este estándar sirve como un puente crucial, conectando la gestión de riesgos organizacionales más general con la gestión específica de riesgos en proyectos. Veamos qué es lo que vino a dar este estándar.
La gestión de riesgos ha seguido evolucionando hacia enfoques más modernos, centrados en la gestión específica de riesgos de proyectos, conocida como el PRM. Este enfoque se destaca por su adaptabilidad, precisión y capacidad para manejar la complejidad y la incertidumbre en proyectos individuales.
Como hicimos anteriormente, desglosemos sus características y, en este caso, las ventajas que aporta.
Como podemos ver, la gestión de riesgos organizacionales implica identificar, evaluar y mitigar riesgos que puedan afectar a toda la organización, asegurando su estabilidad y continuidad operativa; eso es lo que constituye su base, su esencia misma.
Sin embargo, esta ha evolucionado de enfoques generales como el ERM a otros más específicos, como el PRM, que puede ser muy útil precisamente en proyectos de gran impacto que, por su naturaleza misma, convienen ser abordados por aparte.
Y no sólo ha ido de enfoques más holísticos a otros más específicos, sino también de lo cualitativo a enfoques más cuantitativos, permitiendo una gestión aún más precisa al tiempo que se mantiene adaptable.
Una última evolución, es precisamente la del estándar del PMI, que ofrece una integración entre la gestión de riesgos organizacionales y de proyectos, mejorando la precisión, adaptabilidad y capacidad de respuesta ante riesgos, valiéndose de técnicas como el análisis Monte Carlo y de sensibilidad o seguimiento vía plataformas de control, son comunes en PRM para evaluar y gestionar riesgos de manera precisa.
Estas evoluciones en la gestión de riesgos han transformado la forma en que las organizaciones abordan la incertidumbre y los desafíos. La integración de metodologías cuantitativas, herramientas avanzadas y enfoques específicos ha permitido una gestión de riesgos más precisa y adaptable, preparándonos mejor para enfrentar los riesgos del futuro.
Para mantenernos a la vanguardia, es crucial seguir adaptándonos y adoptando nuevas estrategias y tecnologías en la gestión de riesgos. Al hacerlo, no solo protegemos el valor organizacional, sino que también fomentamos la innovación y el crecimiento continuo.
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