La gestión efectiva del riesgo operacional es esencial para garantizar la continuidad de las operaciones y la estabilidad de las organizaciones. Medir este tipo de riesgos requiere un enfoque estructurado, basado en métricas clave que proporcionen información precisa y procesable.
Estas métricas permiten evaluar tanto la probabilidad como el impacto de los riesgos, facilitando un control rentable y el uso de analítica avanzada para predecir y mitigar eventos adversos.
A continuación, presentamos las métricas más relevantes para la evaluación y maduración de un programa de control de riesgos operacionales.
Esta métrica mide la cantidad de incidentes operacionales ocurridos en un periodo de tiempo determinado. La evaluación de la frecuencia permite identificar patrones y detectar áreas donde los controles son insuficientes o están fallando de manera recurrente.
Esta métrica es crítica para entender la tendencia del riesgo operacional y enfocar los recursos donde más se necesiten.
La pérdida esperada es una métrica que combina la probabilidad de que ocurra un incidente con el impacto financiero estimado que este podría tener en la organización.
Se calcula multiplicando la probabilidad de un riesgo por el impacto potencial que generaría si se materializa. Es una métrica fundamental en la priorización de riesgos y la asignación eficiente de recursos.
El MTTR mide el tiempo promedio que le toma a la organización restablecer sus operaciones normales después de un incidente. Esta métrica es clave para entender la resiliencia de la organización frente a interrupciones operacionales.
Un MTTR alto indica problemas en los procesos de respuesta y recuperación, mientras que un tiempo bajo sugiere que los controles son eficaces.
El índice de gravedad mide el impacto cualitativo y cuantitativo de cada incidente en función de su alcance y el daño causado. Esta métrica puede ser escalada de acuerdo con factores como la afectación a los clientes, la duración de la interrupción y las pérdidas financieras directas.
Ayuda a categorizar incidentes en niveles de severidad (bajo, medio, alto) para priorizar acciones correctivas.
Este indicador mide el costo directo asociado con la implementación de controles diseñados para mitigar un riesgo específico, comparado con el impacto financiero estimado si el riesgo se materializara.
Proporciona una visión clara de la relación costo-beneficio de las inversiones en controles operacionales.
Los KRIs son métricas que miden el riesgo potencial en función de señales tempranas. Estos indicadores monitorean variables que, si se desvían de los umbrales predefinidos, pueden alertar sobre un aumento en la exposición a riesgos operacionales.
Ejemplos incluyen el volumen de transacciones fallidas, la rotación de personal crítico o el tiempo de inactividad en sistemas clave.
La evaluación de los riesgos operacionales a través de métricas claras y accionables es esencial para mejorar la eficiencia, prevenir incidentes y optimizar recursos.
Las métricas presentadas permiten no solo medir y controlar los riesgos, sino también anticiparlos y mitigarlos de manera rentable, contribuyendo a la maduración y evolución de los programas de control de riesgos en cualquier organización.
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