Tras trabajar con varias organizaciones en gestión de riesgos, se comprende que la mitigación es una de las opciones más recurridas para tratar con el riesgo, y esta a su vez dependen de la efectividad de sus controles.
Con tantas amenazas emergentes, desde ciberataques hasta regulaciones cada vez más estrictas, es crucial adoptar controles proactivos y flexibles para mitigar riesgos.
Este artículo profundiza en cómo construir y mantener un marco de control eficaz, basado en un enfoque moderno en la gestión de riesgos, y cómo este marco puede impulsar la competitividad y resiliencia de las organizaciones.
Uno de los mayores desafíos con los que hemos ayudado a los líderes en gestión de riesgos es cómo garantizar que sus organizaciones operen dentro de los niveles de riesgo aceptables. Y es que a veces, las áreas de riesgo no cuentan con los parámetros clave.
Ya sea porque se encuentran con riesgos que no han anticipado o que hayan subestimado, no siempre el control implementado es el adecuado, lo que nos expone a pérdidas significativas, incumplimientos regulatorios o hasta interrupciones operativas.
A continuación, se destacan algunos síntomas de que nuestro marco de control es ineficaz:
Las organizaciones operan en un entorno en constante cambio, lo que requiere un marco de control que pueda ajustarse rápidamente a nuevas amenazas y regulaciones. Un marco de control flexible permite a los equipos de riesgo adaptar sus estrategias de mitigación en función de la sensibilidad de la organización a diferentes factores de riesgo.
Sin un sistema adecuado para identificar y monitorear riesgos, las organizaciones pueden quedar vulnerables a amenazas imprevistas. Un registro de control bien mantenido (control register) es fundamental para rastrear y gestionar los riesgos de manera efectiva, asegurando que se implementen controles adecuados y que se verifique regularmente su efectividad.
A menudo, los controles implementados no son lo suficientemente efectivos o se vuelven obsoletos con el tiempo. La realización de pruebas regulares de controles y la evaluación de datos operacionales permiten a las organizaciones detectar debilidades en sus programas de control y realizar ajustes necesarios antes de que los riesgos se materialicen.
Para enfrentar y superar estos desafíos, es crucial que los directores de Riesgo y oficiales de cumplimiento adopten un enfoque integral y proactivo en la gestión de riesgos.
A continuación, se presentan algunas de las lecciones más valiosas para optimizar los controles de riesgo en su organización:
Un marco de control que se pueda ajustar fácilmente es esencial para manejar riesgos dinámicos. Este tipo de marco permite a la dirección mantener el riesgo dentro de su esfera de influencia, y ajustarlo según la evolución del entorno externo e interno.
Documentar y rastrear cada control en un registro dedicado asegura que ningún riesgo se pase por alto y que todos los controles estén alineados con los riesgos actuales. Este enfoque no solo facilita la gestión del riesgo, sino que también es esencial para cumplir con los requisitos regulatorios.
Es crucial implementar una variedad de controles que aborden diferentes aspectos del riesgo. Desde controles preventivos, como políticas estrictas y medidas de seguridad, hasta controles correctivos y de mitigación como seguros o planes de contingencia, cada tipo de riesgo requiere un enfoque específico.
La efectividad de los controles debe ser verificada continuamente a través de pruebas regulares. Esto permite a las organizaciones identificar y corregir cualquier debilidad en su programa de control, asegurando que los controles implementados sean capaces de mitigar los riesgos de manera efectiva.
La integración de datos operacionales en la evaluación de controles permite a las organizaciones medir su impacto real y ajustar estrategias basadas en información actualizada. Esto no solo ayuda a mantener los niveles de riesgo dentro de los límites aceptables, sino que también mejora la toma de decisiones basada en datos.
Involucrar a todos los niveles de la organización en la gestión de riesgos garantiza que los controles sean comprendidos y aplicados de manera consistente. Una cultura de riesgo sólida es fundamental para alinear las operaciones diarias con los objetivos estratégicos de gestión de riesgos.
Adoptar y aplicar estas lecciones no solo fortalece la capacidad de una organización para gestionar riesgos de manera efectiva, sino que también proporciona una ventaja competitiva en el mercado.
Los beneficios incluyen:
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