“Policrisis” es como ha llamado el Foro Económico Mundial a las múltiples amenazas presentes en el mundo, uno donde la disrupción es la norma. Por lo mismo, la gestión de riesgos es la disciplina que más puede aportar a la resiliencia y sostenibilidad de las organizaciones.
Este artículo está dirigido a directores de riesgo que se enfrentan al desafío constante de navegar por un entorno empresarial cada vez más volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA), porque sabemos que los retos que deben enfrentar con cada día más únicos y elusivos.
Ofreceremos algunos enfoques expertos para fortalecer sus programas de gestión de riesgos.
El primer paso hacia una gestión de riesgos efectiva es reconocer que los riesgos vienen en todas formas y tamaños, con variadas velocidades y volúmenes.
Desde riesgos conocidos, como el avance de la IA y el cambio climático, hasta riesgos desconocidos, como sucedió con la pandemia o los conflictos geopolíticos repentinos que afectan las cadenas de suministro y producción globales; es imperativo adoptar un enfoque proactivo y preparado para todo.
La resiliencia organizacional ya no depende únicamente de la respuesta a los riesgos (reactividad), sino también de la preparación ante cualquier eventualidad (proactividad).
La integración de la gestión de riesgos en cada función de la organización no solo mejora la resiliencia, sino que también conduce a mejores estrategias y resultados. Esto significa pasar de ejercicios teóricos y parcializados en departamentos a incrustar el pensamiento, reconocimiento, responsabilidad y acción de riesgo en cada dimensión de la organización.
Hablar de riesgos es hablar de incertidumbre, y ante la incertidumbre, las certezas, ¿dónde encontrarlas? En la diversidad de experiencias y aprendizajes de una organización, ahí está tu armadura más sólida.
Fomentar una cultura donde la identificación de riesgos se convierta en una habilidad inherente a todos los empleados mejora significativamente la capacidad de detección de riesgos. Esto libera a la función de gestión de riesgos para avanzar de la identificación a la detección proactiva de riesgos.
Si la identificación de riesgos no va acompañada de mecanismos que permitan tener una comunicación abierta, sin temores de represalias, difícilmente se incrustará en la cultura.
Establecer foros y plataformas para hablar de riesgos, junto con directrices claras, permite que los riesgos apropiados emerjan dentro de la organización y lleguen a los tomadores de decisiones. Esto facilita la separación de señales importantes de aquellas menos críticas en momentos dados.
Una visión unificada de todos los riesgos posibles permite una acción continua y relevante. Es vital preguntarse si un riesgo requiere respuesta, quién debe responder y cómo debe hacerlo.
La adaptación y clasificación de respuestas (directas o indirectas), y la ponderación entre rapidez y efectividad, son fundamentales en este proceso.
La próxima disrupción ya está aquí, ya sea en forma de tecnologías que crecen de manera acelerada y con un grado inquietante de desconocimiento sobre algunos de sus criterios, como la IA generativa, o de eventos súbitos y fuera del control de las organizaciones, como un bloqueo en el Mar Rojo o conflicto bélico.
Ampliar el horizonte de evaluación de riesgos es esencial para combatir estos desafíos. La omnipresencia del riesgo requiere que nunca bajemos la guardia, de ahí la importancia de contar con un aliado que vea, desde otro enfoque, los riesgos que, en ocasiones, por estar tan dentro de la operación de nuestra organización, se escapan del análisis interno.
En una era definida por la policrisis, no podemos permitirnos pasar por alto la gestión de riesgos. La constancia del desorden es una realidad que todas las organizaciones deben reconocer y abordar.
La supervivencia y prosperidad en el entorno empresarial actual dependen de nuestra capacidad para anticipar, responder y adaptarnos a los riesgos de manera efectiva. Conseguirlo con apoyo de tecnologías especializadas en riesgos ayuda muchísimo a dar agilidad a nuestras tareas de integración de riesgos organizacionales.
Para los directores de riesgo, el camino hacia una organización más resiliente y preparada para enfrentar la incertidumbre del futuro es claro. Integrar la gestión de riesgos en cada aspecto de la operación, cultivar una cultura proactiva de detección y respuesta a riesgos, y mantener una comunicación abierta y adaptativa son pilares fundamentales.
Al adoptar estas estrategias, y llevarlos a la práctica de la mano de aliados que ayuden a ampliar nuestro panorama de riesgos (es decir, todos aquellos que podemos ver), más su ejecución vía tecnología especializada, las organizaciones pueden convertir los desafíos en oportunidades y navegar con confianza en la era de la policrisis.
La gestión de riesgos, por lo tanto, más que una necesidad operativa (que también lo es), vive una evolución a ser una función estratégica, que puede definir el futuro de las organizaciones como las conocemos hoy. Si quieres saber más sobre los riesgos proyectados para este año, descarga nuestro ebook gratis Perspectivas de riesgos para 2024 y conócelos para anticiparte a ellos.